El gabinete onírico nos muestra el proceso creativo del títere. Como las historias, van creciendo y formándose entre serrín, escofias y noches de sueño entrecortadas. La escena se transforma en el taller de un marionetista donde las imágenes de sus sueños y pesadillas cobran forma y en el que el titiritero prueba, afina, y se abandona a un mundo de imágenes oníricas.
Presenciamos tres historias donde sus personajes dejan de estar colgados de una percha para contarnos sus avatares diarios, sus tropiezos, y sus grandezas desde su intimidad y soledad.
Funambulistas en la cuerda, dragones espirituales, desiertos infinitos en su pequeñez… Entre estos mundos, hilos que separan lo real de lo otro.